La experiencia del segundo taller en la RB Valles de Omaña y Luna nos enseñó que abrir la caja de pandora de la creatividad es absolutamente necesario pero también lo es saber canalizar toda esa energía de forma que puedan obtenerse los mejores resultados. El pasado 3 de junio, de nuevo en Biescas, hicimos un llamamiento a la participación local para identificar acciones que pudieran mejorar la capacidad de resiliencia de este territorio. Y pese a que la participación no fue muy alta -14 personas- la gran diversidad entre los asistentes permitió identificar un buen número de acciones interesantes y con potencial de cara a la selección final. Y, entre ellas, destacaron algunas que ya se están poniendo en marcha en un pequeño municipio del valle de Tena, Hoz de Jaca, donde la capacidad de movilización de su alcaldesa y la respuesta de la población, han conseguido llevar a cabo dos iniciativas que son de inspiración para el conjunto del territorio: un proyecto de recuperación y apadrinamiento de sus senderos, con más de 25 a día de hoy, y un programa de sensibilización acerca de la importancia de cuidar sus propias fuentes de agua, donde vecinos, técnicos y entidades van de la mano. Si quieres saber algo más sobre estas iniciativas,

Con estos talleres hemos descubierto un par de cosas fundamentales:

  • Replicar pequeñas iniciativas exitosas es, probablemente, más efectivo que pretender poner en marcha objetivos más ambiciosos. Y esto es particularmente importante en territorios de montaña, donde cada valle, incluso cada pueblo, tiene su propia idiosincrasia y personalidad y la generación de confianza es un factor fundamental para implementar nuevas propuestas.
  • Lo importante que es plantear un proceso de estas características desde abajo, desde el territorio, donde se ponen de manifiesto todos los rasgos que lo definen y las respuestas aparecen ajustadas, afinadas, ya desde el origen.