De la Reserva de la Biosfera Valles de Omaña y Luna a la de Ordesa-Viñamala. Dos territorios de montaña pero, a la vez, tan diferentes. Aquí, la despoblación también se percibe como un problema pero también emerge la necesidad de manejar la creciente dependencia del turismo como medio de vida fundamental.
El pasado día 21 de mayo concentramos esfuerzos de convocatoria en la localidad de Biescas, logrando reunir a 16 personas de perfiles muy diferentes en torno a una reflexión común sobre las fortalezas y debilidades del territorio, los impactos potenciales del cambio climático y el diseño de una visión de futuro esperanzadora. Javier del Valle, geógrafo ligado a la Universidad de Zaragoza y colaborador habitual de este espacio protegido, planteó un escenario en el que el cambio climático, más que una suma de certezas, se dibuja como una enorme fuente de incertidumbre. Y ante esta perspectiva, la única salida es fortalecer nuestra capacidad de respuesta ante los cambios, de la forma en que se manifiesten. Mejorar la resiliencia del socio-ecosistema, de este sistema complejo del que formamos parte, comenzando por entender cuales son los retos a los que nos enfrentamos y los aspectos que necesitamos reforzar.
¿Como queremos que sea este territorio en un futuro cercano? Con ecosistemas sanos, donde exista un equilibrio entre actividades humanas y la conservación, más concienciado a nivel ambiental, con una sociedad más interconectada y participativa, donde se recupera la sabiduría tradicional, con una mayor diversificación económica y capaz de atraer población.
Donde la Reserva de la Biosfera es factor de bienestar.
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