El pasado día 27 de junio, en Madrid, celebramos el encuentro “Resiliencia, cambio climático y acción local” con el objetivo de generar un espacio de colaboración, intercambio e inspiración que permitiera enriquecer las acciones identificadas a lo largo del proceso participativo en ambas Reservas de la Biosfera a partir de las experiencias, ideas y conocimientos de los participantes y, al mismo tiempo, servir de inspiración para otras Reservas de la Biosfera y territorios de montaña.
46 personas con perfiles y procedencias diferentes (Reservas de la Biosfera, ayuntamientos, empresas, instituciones académicas, ONG…) con la intención de inspirar e inspirarse. Una manera fantástica de comenzar. Como invitados de lujo contamos con Paco Heras, de la Oficina Española de Cambio Climático, que puso de manifiesto la importancia de desarrollar iniciativas como esta; Miquel Truyol, de la Reserva de la Biosfera de Menorca que, a partir de su experiencia en el proyecto LIFE+ Boscos para promover esquemas de gestión forestal para la adaptación del bosque mediterráneo al cambio climático puso de manifiesto la importancia del proceso más allá de los propios resultados; con Cristina Herrera, gran conocedora del conjunto de Reservas de la Biosfera de la Red Española y que nos contó los aspectos clave para impulsar iniciativas de adaptación; y con Manu Monge, de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, que nos expuso la necesidad tanto de partir del conocimiento científico para diseñar estrategias de adaptación como de involucrar a la población local en las mismas.
En este encuentro diseñamos dos espacios específicos para la mejora de algunas de las acciones identificadas en las Reservas de la Biosfera participantes a lo largo del proceso participativo en tres vías: aumentar su impacto, disminuir su coste e identificar actores u otras iniciativas que puedan potenciar esa acción en concreto o puedan servir como referencia de éxito. Y como resultado, 18 acciones analizadas y con propuestas de mejora para la Reserva de la Biosfera Valles de Omaña y Luna y 16 para la Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala, con ideas y propuestas que no habrían podido ser identificadas en su conjunto de ninguna otra manera. Una experiencia de colaboración e inspiración conjunta no solo plenamente enriquecedora a todos los niveles, sino que nos habla de la absoluta necesidad de abordar problemas comunes desde una perspectiva abierta y cooperativa.
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